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Iterview to David Dorantes by Dr Jaime Trancoso (12/10/2010)

Muchas veces nos preguntamos si cualquier tiempo pasado fue mejor. No es el caso del piano flamenco, que según David Dorantes se encuentra en su mejor momento.

ENTORNO E INFLUENCIAS
-          ¿Es quizás Arturo Pavón el pianista flamenco que más te ha influido?

Si te digo la verdad, a mí no me han influido los pianistas flamencos. He escuchado a Arturo Pavón y Pepe Romero, pero no tanto como a otros pianistas que he analizado y de los que he aprendido. Yo siempre he tenido otro concepto de piano flamenco desde que era pequeño. Quizás sea Arturo con el que me identifique más, pero tampoco era el camino que yo entendía en el piano. Se puede decir que yo soy autodidacta en el piano flamenco. En el piano clásico no, lo he aprendido, pero en el piano flamenco soy totalmente autodidacta. Me tuve que buscar la vida solo. 


-          Año 1997: José Romero realiza una gira mundial y presenta la edición de su tratado dos volúmenes -acto al que asistió el joven entusiasta Pedro Ricardo Miño-, en Madrid coinciden sobre un mismo escenario la reaparición de Arturo Pavón seguido del cante de El Pele acompañado por Dorantes, quien comenzaba a grabar su primer disco. Por otro lado, Manolo Carrasco ya había registrado Al-Andalus, herencia del flamenco pop, y Chano Domínguez acaba de entregar Hecho a mano, culmen del flamenco jazz. ¿Hay también ahora una amplia nómina de pianistas o cualquier tiempo pasado nos parece mejor? 
Ahí conocí yo a Arturo, en Madrid. No considero que sea mi maestro, pero lo respeto muchísimo como pianista flamenco y como uno de los visionarios del piano… hay que quitarse el sombrero. Sin embargo, una cosa es que no sea mi maestro y otra cosa es que… yo que se, hay otros pianistas que tampoco son mis maestros pero yo digo ‘vaya, oye, qué bien… qué diferente’.
No obstante, el piano yo ahí lo veía dormido, no como ahora. Estaba en un nivel en el que no subía, no se si por los conceptos, por la gente o por otro motivo. Tanto Pepe como Arturo ya llevaban una carrera larga. A partir de ahí, del año 97, es cuando el piano empieza a reaparecer de otra forma, a ser más interesante y ahora está mucho mejor. La gente no sabía que existía piano flamenco, nada más que en Sevilla y en algunas partes de España. No se veía el piano tan flamenco como para tener el mismo nivel que la guitarra, tenía un nivel muy bajo. Después de todo este tiempo, desde que yo empecé a ahora, el piano ya se ve como un instrumento solista, de otra forma, más cuajado en el Flamenco.

FORMACIÓN Y TÉCNICA
-          ¿Cuánto le debes al Conservatorio y cuánto a buscar por cuenta propia? Para tocar Flamenco, ¿tuviste que crear tu propia técnica?

Es como si hubiera estudiado la carrera dos veces. Por un lado, estudié piano clásico porque tenía muy claro que quería la técnica. Por otro lado, en el piano flamenco no había método -y sigue sin haberlo-, yo no sabía de quién aprender. Así que me marqué una estrategia, primero dominar el instrumento, luego saber escribir, leer y tener claro lo que es la gramática musical y, mientras tanto, también iba desarrollando la parte autodidacta del piano flamenco. Tuve que buscarme las habichuelas yo solo, buscar la forma de hacer una bulería o una soleá. Las técnicas me las busqué yo solito, sin nadie.
Por último, la parte que yo le debo al conservatorio tuve además que volverla a estudiar porque una vez que terminé -tú sabes que en el conservatorio no te lo dicen claro, como se está haciendo fuera-, tuve que echar mano de libros de todo, de técnicas de piano desde otros puntos de enfoque, de música serial, de formas musicales, orquestación… todo eso me lo he empapado. Luego, a parte, he estado desarrollándome como músico y también cada vez que he salido fuera he ido preocupándome de ir preguntando. Se puede decir que a partir de la formación semifuerte que me dio el conservatorio he ido yo construyendo mis técnicas, mis ideas… escuchando mucho a Stravinsky, Béla Bartók, Ligeti, a todos ellos, todo tipo de música… escuchando y analizando cada obra.
Eso también es lo normal, el conservatorio te da las pautas pero luego tú tienes que buscarte la vida y ser más rico. Al conservatorio le debo eso, pero luego está el esfuerzo mío de profundizar, de leer lo que es la armonía y, sobre todo, profundizar en las formas y desarrollos musicales: ‘mira, este lo hace de esta forma, este lo hace de esta otra… curioso, ¿no?’ Comparar y luego, aprender yo a cómo se hace y hacerlo. Desde que yo empecé hasta ahora, no tiene nada que ver Orobroy con lo que hago ahora porque me he ido formando y de ahora a dentro de diez años espero ir también cambiando porque estoy enriqueciéndome continuamente. Luego, la verdad es que el Flamenco es algo mío, como el que habla español. El instrumento que yo he decidido tocar… a ver cómo lo hago en el lenguaje mío.

- ¿Es ese equilibrio entre el flamenco familiar y el conocimiento de la tradición clásico-escolástica lo que hace diferenciarte del resto de pianistas flamencos actuales, cuya mayoría se basa en la mera intuición?

Puede que sea atractivo que algunos autores toquen el piano como la guitarra, es atractivo, sin lugar a dudas… pero yo no los encuentro interesantes. Lo más importante ahora mismito es que sepamos música y que sepamos analizarla. Por ejemplo, todos los músicos del jazz saben música, hay que saber… y los guitarristas, ahora me estoy tropezando con más guitarristas que saben música y saben de armonía. Yo les digo: ‘por qué no pones el acorde con la treceava, hacen pispás y eso es un gustazo’, eso es muy bueno. Yo me podía haber quedado tocando el piano de intuición y hubiera estado gracioso, pero eso creo que no es, hay que saber gramática musical.

- ¿Cómo eran aquellos encuentros en la casa del maestro Manuel García Matos?

            Estuve muchas veces en su casa, cogía un autobús a Alcalá de Guadaíra y allí tomábamos café mientras me enseñaba cosas de armonía, solfeo y piano. Iba una o dos veces en semana, por las tardes. Guardo muy buen recuerdo de él. No me enseñaba la parte más flamenca, sino sus coplas y sus técnicas. Era un gran músico.

 ¿GUITARRA, PIANO U OTROS INSTRUMENTOS?
-          Tu forma de entender la composición es, en general, la libertad. ¿De dónde la tomas, de la diversidad de estilos de la música clásica o de tu tradición familiar (Estoy pensando en el disco Encuentros de El Lebrijano con la Orquesta Marroquí de Tánger)?

La tomo de mí mismo, de mi forma de ser. Veo las cosas bastante libres, en todo, incluso en la enseñanza de mi hijo. Soy una persona que creo que debe haber una libertad y un respeto hacia cada persona. En la música y en todas las artes en general debe existir la libertad, con un conocimiento, ¡claro! No puedes decir ‘voy a expresarme pero de aquí no me puedo pasar’. Hay veces que de aquí no me puedo pasar, pero bueno, soy libre. Eso es básico. La libertad en todo: en usar los recursos que uno ha aprendido, la libertad de expresarlo de otra forma no usual, la libertad de dejar una nota sonando media hora… ¿por qué no? Libertad absoluta, yo creo que está en mí.


-          Al no limitarte en la imitación de la guitarra puedes permitirte indagar en nuevas sonoridades sin tener que preocuparte de sonar flamenco, ya que esa habilidad la tienes más que superada, llegando a soluciones a medio camino entre el lenguaje contemporáneo de la música clásico-académica, el jazz latino, la world music y los parámetros típicamente flamencos.

Sí, puede ser, está claro, no hay más. Lo de imitar a la guitarra es una cosa que ahora mismo se está debatiendo que me parece una pamplina, es que no tiene ningún sentido. Cuando pase tiempo se preguntarán por qué hubo este debate sobre si el piano debe imitar a la guitarra. Aparte de eso, lo que tú notas de brochazos de distintos estilos, claro, yo he escuchado de todo y está ahí en mi obra.
Es como un pintor. Imagínate que en el Flamenco sólo se utilizan tres colores: rojo, amarillo y verde, y todo el mundo pinta combinando el rojo, amarillo y verde. Pero ahora llega uno, en este caso como yo, que la secuencia rojo, amarillo y verde ya lo tengo más que asumida y veo otros colores en otras pinturas: veo el marrón, veo el negro… Una vez que he aprendido a hacer esos colores, a la hora de hacer un cuadro pues meto esos nuevos colores, aunque, claro, el rojo, amarillo y verde están ahí también.

LOS ELEMENTOS MUSICALES EN SU DISCOGRAFÍA
-          Hablando de esa libertad, ¿sabías desde tu primer disco que tu camino iba hacia la difuminación genológica, no indicando los palos en la trasera de los discos?

Lo entiendo de otra forma porque las formas musicales no es lo más importante en el Flamenco para mí. Es como lo de la guitarra: ¿si imito una guitarra estoy haciendo Flamenco? De la misma manera, ¿para hacer Flamenco tengo que respetar la forma musical de la soleá?
Pero si yo dejo tan sólo el alma en sí -que es lo más importante-, el aire, el sabor del flamenco en otra forma musical… ya la gente se pierde, ¡pero es que eso es también posible! ¡No tengo por qué tocar la soleá de siempre! ¡Ya sé acompañar por soleá desde pequeño y me la raspo entera! Pero luego la cambio porque me canso de la forma. Yo soy creador… no aguanto toda mi vida con la misma forma de soleá… Entonces, la cambio, pero el alma es la misma, que es lo más difícil de mantener, el alma, porque la forma es muy fácil, se aprende y ya está.

-          De los elementos de la música, ¿crees que el sonido y dentro del sonido, la tímbrica, es uno de los más importantes en tu música?

Claro que sí, es muy importante tanto en mi música como en la música en general, ya que son los colores. Mediante técnicas te puedes llevar media hora nada más que con tímbrica como hacía Stravinsky. Él desarrollaba pero se llevaba más tiempo jugando con la rosca… y eso es muy bonito, forma parte de la música.

-          Sin embargo, para aquellos aficionados que deseaban recibir otro tema pegadizo como el aclamado Orobroy, a pesar de que el célebre tema sea la única excepción de fácil escucha del autor, ¿crees que el disco crearía en ellos una sensación agridulce?

Ahí está el peligro, pero yo no he podido dominar lo de Orobroy. Yo lo saqué y ha pasado con ese tema lo que ha pasado. Se me ha ido de las manos, está ahí y yo además muy contento. Pero yo luego sigo con mi carrera, con mi aprendizaje y como eche el ancla nada más que en Orobroy estoy aviado. Yo tengo que seguir navegando, sigo sacando cosas y no se qué pasa con el público. No me preocupa mucho… Paco cuando sacó Entre dos aguas, si no hubiera seguido se hubiera quedado ahí. Si él ha seguido… yo también tengo que seguir.

-          En Orobroy había coros y piezas vocales, mientras que Sur tiende hacia lo puramente musical. ¿Seguirá esta línea el nuevo disco o vuelves a incorporar la voz flamenca?

Hay voz flamenca y bastantes voces pero solamente en varios temas. Está José Mercé, que me canta dos letras por tangos en medio del tema pero yo sigo con mi desarrollo. Son cantes tradicionales, por tientos tradicionales, por granaína, malagueñas, pero es porque lo voy incluyendo… es como un enfoque, que se me ocurrió y ya está, lo he llevado a cabo. Es un concepto mío, por ejemplo una granaína, la veo de esta forma: aparece el cante, escuchas el cante, pero luego yo sigo.

 LETRAS, VOCABULARIO Y LENGUAJE
-          En el nuevo disco, ¿compones tus propias letras?

Yo compongo letras, pero en este caso son cantes tradicionales y busco que se identifique bien. Podría incorporarlas pero tú sabes yo soy más instrumental que otra cosa. Las guajiras, por ejemplo, sí son mías porque las letras que he escuchado de guajiras antiguas no me hacían mucha gracia y tampoco estaban muy actualizadas, hablaban sobre la Habana y todo esto… y las he cambiado y ahora hablan de la ciudad, del sur… Tengo un librito con muchas letras, desde pequeño escribía poesía. De hecho, a Caballero Bonald le gustaba mucho la poesía que yo escribía, en aquel entonces era muy amigo de mi padre.

MÚSICA GRABADA Y COLABORACIONES
-          Quizás en Sin muros! (2011) ha sorprendido que hayas incorporado la guitarra y el bandoneón. ¿No crees que era un poco reiterativo contar con el mismo elenco de percusión y bajo?

Yo no lo he hecho para que la gente no se canse. Simplemente he compuesto esto, requería de otros músicos y he intentado llamar a los mejores. Marcelo Merchante, que toca el bandoneón, ‘illo, venta pa cá y te paso las partituras y tocamos’. Renaud Garcia Fons, lo conozco, ‘hago esto, ¿te interesa? Venga…’. No llevo un marketing para el público, yo hago lo que me apetece en cada momento que creo que es la más verdad que hay. Si Tete pasa a un segundo plano, él lo tiene asumido, él sabe que yo soy así, que cuando hago otra cosa él tiene que pasar a un segundo plano o a lo mejor no viene…

-          Y lo de incorporar la guitarra…

Claro, pero si te fijas he incorporado una guitarra diferente que va por línea y micro, tipo Birelli, por tanto, fraseamos juntos, parece que vamos al unísono pero el timbre está bastante separado. El caso de mi hermano Pedro cuando hice lo de la soleá con mi padre, ahí si usé el timbre de la guitarra y del piano queriendo porque tenía sentido, porque a mi padre le hemos tocado los dos muchas veces como un trío familiar. Pero me sigue sin gustar el timbre de guitarra y piano, no me atrae… no quiere decir que no lo vaya a hacer e incluso sé cómo hacerlo porque tengo compuesto para guitarra y piano para que no se estorben, pero bueno, por ahora no…


PROYECTOS FUTUROS Y NOVEDADES
-          El nuevo disco, ¿cómo se va a llamar?

Sin muros! Tiene el mismo nombre que el espectáculo y es la misma música que toqué en Los Jueves Flamencos y en la Bienal pero desarrollado para el directo. En el disco hay más temas que no toqué… toqué dos horas y pico, si llego a tocar todos los temas del disco estamos todavía allí.

-          ¿Qué otras novedades musicales hay en Sin muros!

Hay unos tientos con Enrique Morente que son totalmente diferentes desde el punto de vista de la armonía y del desarrollo. He querido que la gente vea otra forma que hay de acompañar los tientos, una fórmula que es flamenco pero que acompaña totalmente diferente al cante e incluso paralelo, el cante está aquí y yo voy en otro mundo paralelo que, sin embargo, guarda relación con él. En directo no lo hice porque sin Enrique no tiene sentido…